Exámenes escolares o universitarios

Por lo general, cuando hablamos de exámenes, nos referimos a las pruebas que se realizan para evaluar el desempeño de los estudiantes. En nuestro país, así como en muchos otros, este tipo de examen es el único que se utiliza en el proceso educativo. En este caso, los alumnos son considerados como «usuarios». En las escuelas o universidades públicas, el cliente principal es la sociedad, ya que es ella quien financia a través de los impuestos. En las instituciones educativas privadas, los clientes son los padres de los alumnos o los mismos alumnos si ellos mismos pagan sus estudios.
El origen del sistema de exámenes para los estudiantes es relativamente reciente, y se remonta al desarrollo de la idea de la escuela en el siglo XVII. Antes de esto, los niños que estudiaban lo hacían con preceptores, quienes enseñaban a grupos de estudiantes de diferentes edades. Las «escuelas» de la época se parecían más a lo que hoy consideraríamos como universidades o seminarios. La idea de una escuela para niños, con aulas separadas por edades (distintas «clases»), fue promovida por órdenes religiosas que iniciaron el proceso de enseñanza en respuesta al impulso dado por el Protestantismo. Los líderes religiosos Lutero y Calvino establecieron las directrices para la educación, considerándola esencial para difundir su concepción del cristianismo.
En la actualidad, la forma en que conocemos la escuela fue determinada por los jesuitas primero y los salesianos después. Durante esta época se implementó el sistema de exámenes y calificaciones.
Hoy en día, se busca cambiar la idea de la «escuela como carrera de obstáculos», donde solo los mejores pueden completarla. Las nuevas directrices de la Ley de Ordenación de la Enseñanza (LOGSE) son acertadas en su enfoque: cada estudiante debe rendir de acuerdo a sus propias habilidades. Esto implica establecer objetivos individuales para cada estudiante y evaluarlos en consecuencia. Para que esto sea posible, los profesores deben estar muy bien capacitados. No es fácil determinar cuándo un estudiante está rindiendo al máximo de sus capacidades. Es crucial tener esta información para no abrumar a los menos capacitados con exigencias que están fuera de su alcance, y para estimular a los estudiantes más talentosos de manera que no se aburran en el curso regular.
Los controles o exámenes deberían utilizarse para que los profesores tengan una idea clara de dónde se encuentra cada estudiante y cómo pueden ayudarlos a corregir cualquier problema.
Sin embargo, todavía hay lugares donde esto no se cumple. En muchos casos, los exámenes se utilizan más como una herramienta de selección que como un medio de control. Esto se ve en colegios privados donde se organizan múltiples aulas para un nivel y solo unos pocos estudiantes logran llegar al final. ¿Se está ayudando a los estudiantes con problemas? ¿O se está permitiendo a los profesores de menor nivel, con salarios más bajos, enseñar a los estudiantes con la esperanza de que los estudiantes más destacados aprenderán independientemente del maestro?
El objetivo de los exámenes debería ser controlar y evaluar el progreso educativo, pero a menudo se convierten en una experiencia tortuosa para los estudiantes, especialmente para aquellos con dificultades. La noción de «fracaso escolar» se utiliza erróneamente para describir a los estudiantes que luchan en lugar de reconocer la falla del sistema educativo en sí mismo. Esto es similar a llamar a los peatones atropellados por conductores imprudentes «peatones fracasados». El aumento de fracasos y abandono escolar está causando un aumento en los casos de depresión y trauma en niños y jóvenes, y los profesionales de la salud mental están viendo un aumento en la cantidad de casos de jóvenes que sufren de estas condiciones.
Reiteramos que aunque la LOGSE en teoría debería prevenir todos estos problemas, mientras no se aplique completamente, nuestros hijos continuarán sufriendo durante los períodos de evaluación.
El examen que marca la entrada a la universidad siempre ha generado nerviosismo. En el pasado era el examen de Estado, luego el PREU, el COU y ahora la Selectividad. La Selectividad suele ser el primer gran examen que enfrentan muchos estudiantes, y es común que se presenten situaciones de estrés en estos casos.
Los estudiantes que se preparan para los exámenes de Selectividad necesitan cuidar ciertos aspectos que pueden resultar vitales. Los expertos médicos recomiendan que los alumnos desayunen antes de salir de casa para evitar la hipoglucemia (falta de azúcar) que puede ocurrir debido a la ansiedad y la falta de alimentos. Además, se sugiere que lleven una bolsa con bocadillos, un termo con té o café flojo y una nevera portátil con agua para evitar la deshidratación durante el examen. Estos aspectos, aunque aparentemente secundarios, pueden ayudar a los estudiantes a sentirse mejor y a rendir mejor durante el examen de Selectividad, que es un momento importante para muchos de ellos.
Hacia la tarde es cuando se producen más accidentes por la acumulación de tensión, cansancio, hipoglucemia y deshidratación. Los estudiantes deberán obligarse a comer algo y a beber, aunque los nervios les produzcan falta de apetito.
Existe una ley conocida como la Ley de Yerkes y Dodson, que establece una correlación entre la activación cerebral y el rendimiento. A medida que la activación aumenta, el rendimiento también aumenta, hasta un punto óptimo. Si se supera ese punto, el rendimiento disminuye abruptamente. En la figura, se observa que el punto B, con una activación moderada, tiene un rendimiento mejor que el punto A, con una activación baja. Sin embargo, el punto C, con una activación excesiva, resulta en un rendimiento disminuido. Algunas personas pueden experimentar este exceso de activación el día antes de un examen, lo que les impide concentrarse en lo que están leyendo y bloquea su capacidad de rendimiento.
- Tomar excitantes (cafeína, nicotina, anfetaminas…) es un arma de doble filo. Por una parte, es indudable que aumentan la activación cerebral y, por tanto, la concentración y la memoria. Por otra parte, si la activación se hace excesiva puede llevar a la ansiedad y al bloqueo. Si se utilizan para no dormir, el cansancio acumulado tendrá nefastas consecuencias, antes o después.
- La memoria tiene sus «manías». Inmediatamente después de un esfuerzo para memorizar, el rendimiento es inferior que si dejamos pasar un tiempo de descanso. Por lo tanto, es adecuado descansar las horas antes de un examen. Es contraproducente estar estudiando hasta el mismo momento de un examen.
- El trabajo de estudiar tiene sus técnicas. Bien harán los estudiantes en acceder a libros sobre técnicas de estudio, confección de esquemas, resúmenes, organización del plan de trabajo, etcétera. Si quieren una buena norma: estudien desde el primer día de curso como si el examen fuera el día siguiente.
- Los estudiantes que hagan el examen de selectividad deberán tener en cuenta las siguientes recomendaciones para el día que se examinen:
- Deben salir de casa habiendo desayunado. Es recomendable un desayuno frugal, pero con suficiente valor calórico.
- Es prudente que lleven una bolsa con algo de comida, un termo con te o café flojo, y una nevera portátil con abundante agua.
- Al mediodía, los estudiantes deberán obligarse a comer algo y a beber, aunque los nervios les produzcan falta de apetito, para cargar suficiente energía de cara a la tarde..
Hay diversos tipos de examen, cada uno con sus ventajas einconvenientes. Los más habituales son:
- Prueba práctica real o simulada Permite la observación directa del alumno. Mide conocimientos, aptitudes, habilidades y actitudes. Coste elevado en personal docente, larga duración.
- Realización de un proyecto La actividad generará un producto que el docente puede analizar. Se valora más el resultado que la forma de trabajar. Requiere un análisis del posible fraude.
- Examen oral Permite el diálogo directo con el examinador Solamente evalúa conocimientos verbales. Requiere examinadores muy competentes.
- Redacciones Escaso coste. Permite examinar a mucha gente en pocas horas. Solamente evalúa conocimientos verbales. Las preguntas deben estar muy bien planteadas. Los examinadores deben tener muy claro cuál debe ser el sistema de puntuar.
- Elección múltiple Escaso coste. Es el más objetivo, y resulta muy fácil de corregir. Solamente mide conocimientos. Debe estar muy bien construido y hacerlo bien es muy, muy complejo. Requiere que el examinador sea un experto en la confección de pruebas de elección múltiple.

Helena Romeu Llabrés
Formación académica
Formación específica en Hipnosis Clínica.
Gabinet mèdic i psicològic Dr. Romeu i Associades.
Título de experto universitario en Terapia Cognitiva.
Universitat Ramon Llull.
Licenciatura en Psicología.
Universitat Oberta de Catalunya.
Licenciatura en Ciencias de la Información, especialidad
en Publicidad y RRPP.
Universitat Ramon Llull.